Cuando cuando lo conocí. Yo tenía 17 años, él solo 13 ¿o 14?. Caminaba al lado de mi mejor amigo, de mi hermano y me lo presentó, su nombre, Javier. Chaparrito y gordito, como de caricatura. Con una sonrisa, ¿cuál sonrisa?, con una carcajada destinada a cualquier situación de la vida, fuera buena o mala. Recuerdo las caminatas a la salida del Instituto Cultural, acompañando a nuestras amigas al camión y Pepe, por sentirse mayor lo sarandeaba en la cabeza, ahhh como le decía yo: no le pegues, va a crecer.
Y así fue, creció, pero lo hizo a nuestro lado, ofreciéndonos su amistad y su apoyo hasta convertirse en uno de mis más grandes y queridos amigos, y vaya que son muy pocos a los que considero así.
Estudiamos un tiempo juntos, pero no revueltos en el CUCEA, y en aquel tiempo se acercó a mí para contarme que ya tenía novia, que se llamaba Lily. Su cara solo reflejaba entusiasmo y emoción. Conocimos a la susodicha y para ser sinceros no fue buena la primera impresión. ¿Cómo lo iba a ser si nosotros representábamos el mejor sinónimo para patán?.
Así pasaron los años y el cariño y respeto por esta mujer creció en nosotros. Amaba a nuestro amigo y eso era lo importante, lo que valía la pena y lo que nos ganó.
Hace meses atrás Javier me dijo: Cano, me caso. Mi primera reacción quiso ser de sorpresa, como si fuera broma, pero si algo se de este hombre, es que no bromea para eso. Platicamos, me di cuenta que no llevaba poco tiempo de planearlo y a pesar de que muchas veces me imaginé diciéndole que no lo hiciera me dió un gusto enorme y no pude más que desearle suerte y felicitarlo por su atinada decisión. El tiempo pasó y la fecha anunciada llegó, 28 de febrero de 2009. El día en que los novios se hicieron esposos, en que aquél niño gordito y chaparrito se convirtió en hombre y lo hizo al lado de una gran mujer.
Pocas veces he escrito acerca del amor y menos aún del matrimonio, pero esta unión me ha hecho sentir deseos de dedicarles un pequeño párrafo más, anexo al que les di en su album de recuerdos.
Alguna vez escuche en alguna canción popera que uno mas uno es igual a uno cuando de amor se trata. Javier y Lily, ustedes cumplen esto a la perfección. El destino los unió y les dió la oportunidad de juntar sus vidas, de crear una familia propia y ustedes no la desaprovecharon. Se tomaron de la mano y dieron un gran paso en sus vidas. Un paso lleno de luz, de bendiciones, de buenos deseos, de sueños compartidos. Ya no nada más compartirán lo bueno, ahora deberán estar juntos también en lo malo, apoyándose, aconsejándose y por que no gritándose. Ahora el uno velará por el otro y dejarán el singular por un plural matrimonial. Ya la firma legal dió un paso atrás, la fiesta para los invitados y la sociedad quedó lejos. Hoy son Ustedes y lo seguirán siendo por muchos años. Cuiden ese amor, protejanlo ante todo, peleen por él. Aprendan y recuerden por siempre el término tolerancia, usenlo en sus vidas y amence. ¿Qué es el amor? no conozco una definición que me llene, pero al verlos creo poder entenderlo. Sus ojos al verse durante la boda, ese llanto que corrió discretamente, esa ilusión y esas manos que se apretaban mutuamente. Su expresión llena de esperanza, de felicidad por sentirse unidos para siempre. Amigos, felicidades, mucha luz, mucho amor en su vida. Mi cariño es de ustedes y mi admiración perpetua, pase lo que pase.
Ahora, solo unas fotos del evento.
Ofreciéndo sus almas el uno al otro

Los nervios no dejaban a Javier y prefirió reir que llorar en la misa
¿Quién creería tanta seriedad?
Si esto no es felicidad no se lo que sea
Y ahora los gorrones, perdón los amigos

Su servidor con los novios en el templo Mi hermano Pepe y su novia y futura esposa Cindy


Mis amigos Pedro Enrique y Susy Nuestra amiga Samantha y su novio

Y para finalizar, Jessy y su servidor con la feliz pareja
¿Algún día será al revés? Esperemos