jueves, 24 de septiembre de 2009

Una ilusión hermosa

La conocí hace poco más de 6 años. Apareció en mi vida de una manera que me hubiera encantado poder cambiar. Por los tiempos, los lugares, las personas, las edades... Hizo renacer en mi sentimientos que creí olvidados, logro que mi imaginación volviera a volar, que mis miedos desaparecieran a su lado, que todos los tabúes sociales no me importaran. Por un momento arriesgué todo lo que consideraba importante en mi vida por tener su compañía y no me he arrepentido de haberlo hecho en ningún momento.

Todo me pareció tan rápido, tan corto, tan difícil de mantener. Fueron días de ilusión, de una hermosa ilusión. Perdía la cabeza solo de pensar en esa mirada, en sus expresiones, en su manera tan peculiar de caminar, de hablar, de reír... Su manía por regañar a la gente, por querer sentirse grande, y por tratar de hacerme sentir más viejo de lo que ella misma deseaba que fuera. Recuerdo las burlas, los comentarios, los chismes, por primera vez nada de eso me importó, y sigue sin hacerlo, la prueba es que lo escribo en este blog, este blog que es mi espejo, mi cueva, mi yo interior expresado al mundo, o mínimo a quién le interese conocerme como no lo haría en persona.

Para mí, ella fue una luz que iluminó mi vida cuando lo necesitaba, era como mi ángel guardián particular y yo traté de ser su diablo, así como la obra de Xavier Velasco, quise ser su Diablo guardián. Pero un día todo eso terminó, como debía de pasar tarde o temprano. Esa ilusión nunca dejo de ser más que eso, un bello sueño. Tomó su camino y yo continué con el mío, que bien o mal es el que tengo. Me dio miedo, la verdad, seguirla, por ella y por mí. A su lado solo le hubiera robado su energía y ella no habría podido madurar como lo ha hecho.

Esta noche la volví a ver, ayer me llamó, escuche su voz y ya no la reconocí, había cambiado su tono. Platicamos y quedamos de tomar un café juntos. El madoka, el centro, Pedro Moreno, Juárez, mi centro de poder del que habla Carlos Castaneda. Al verla no la reconocí, hasta que me sonrió, me acerque y al hundirme en sus hermosos ojos negros me di cuenta que por dentro seguía siendo la misma niña que algún día me cautivó. Un poco más alta, más delgada, con un piercing en su labio inferior, pero sus ojos, su sonrisa, su mirada, esas eran las mismas.

Como siempre pasó, todo fue una charla entrecortada, sin palabras de ambos, queriendo decir tantas cosas, pero sin saber como. Si las miradas hablaran podría haber escuchado un reclamo de su parte, el reclamo de no haber tenido el valor, ni tenerlo ahora de decirle aquello que ella siempre imaginó que le diría. Tal vez me equivoque, no se, eso solo el tiempo lo sabrá.

Me mostró sus dibujos, y siguen siendo excelentes. Eso sí, no me aguanté las ganas de analizarlos y darle a conocer mis ideas acerca de ellos. Le pude robar dos, y un retrato mío. Los guardaré conmigo para siempre, como guardaré dentro de mí mis ideas y pensamientos. No se, tal vez en otra vida, en otro lugar, en otro universo, ¿quién sabe lo que la vida nos depara a cada uno?.

De todo se aprende, y esto me enseña que no es necesario ser propiedad de una persona, no se necesita besarla, abrazarla, o hacerle el amor. A veces los sueños pueden ser mejores que la realidad. Nada pasó, no se que hubiera sido si la historia fuera distinta.

Nunca me arrepentiré de lo que viví en mis sueños.

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