Transporte público

Día a día, el costo de vida se vuelve más inaccesible. Millones de personas ven como el dinero que con tanto esfuerzo ganan, desaparece como por arte de magia casi en el momento de cobrarlo. Vivimos en una ciudad cada vez más grande, las distancias se han hecho mayores. Perdemos mucho tiempo de nuestra vida diaria recorriendo rutas del transporte urbano. Pero, ¿Cómo es el servicio?, ¿En verdad es digno para nosotros?, ¿Va acorde con el costo? Estamos seguros de que no es así.

Ahora los dueños de las rutas, personas que parece ser no conocen sus unidades ni a sus conductores, exigen un aumento en las tarifas argumentando que ya no les resulta costeable y las ganancias son menores. Y parece ser que el gobierno les ha permitido un aumento de 50 centavos (para llegar a $5)

Considero que estas medidas son por demás absurdas. No estoy en contra de un aumento al costo del transporte si este en verdad lo vale. Pero mientras tengamos los mismos problemas de siempre, ¿Por qué permitirlo? Unidades en muy mal estado, conductores sin la más mínima educación, carreras entre las rutas, y lo que es peor cientos de muertes en los últimos 10 años por causa de la imprudencia tanto de los choferes como de sus patrones.

No podemos esperar a estas alturas que el gobierno haga algo, ya que ellos no conocen en verdad la problemática, nunca suben a estas unidades de la muerte. Necesitamos acciones, no violentas como las que se dieron en la colonia Santa Fe el pasado 20 de febrero, las cuales repudiamos, pero si que muestren la unidad de los ciudadanos de esta zona metropolitana. No caer en la trampa del populismo llevada a cabo por nuestro gobernador, al querer ofrecer dinero a algunas familias para apoyo de trasporte. ¡Basta! Debemos ser escuchados y tomados en cuenta y solo podremos hacerlo en la medida que nos mostremos unidos.

Por ello exalto a la ciudadanía en general, para que unidos digamos

¡ALTO AL AUMENTO DEL TRANSPORTE PÚBLICO EN GUADALAJARA!

Y si quieren ese aumento, que en verdad mejoren las condiciones del mismo. Fuera los intereses personales de pocas personas (dueños y funcionarios públicos) que se aprovechan de nuestra somnolencia participativa. Es hora de que las bases seamos escuchadas y en verdad defendidas.