miércoles, 4 de junio de 2008

Los dos alegres compadres

Erase una vez en Guadalajara, Jalisco, México, la historia de dos muchachos que se conocieron desde su juventud. Ambos compartían su pasión por el deporte más hermoso del mundo, el futbol. Uno de ellos ya comía de practicarlo, el otro estaba a punto de lograr hacer lo mismo.

Trabajaban en el mismo equipo de futbol, un equipo que les dió la oportunidad desde muy jóvenes, y en el cuál, el más pequeño de los dos, vivió sus mejores momentos como jugador de futbol, al lado de compañeros que brillaron en esa época y estuvieron solo a un paso de llegar a ser campeones. Desgraciadamente el destino fué cruel con los dos personajes de esta historia y no les permitió lograr ese objetivo.

El mayor emigró a otro equipo llamado America, en el cuál estuvo a punto de perder su carrera al contagiarse del mal amarillo, el convertirse en estrella sin ganar nada a cambio. Pero la vida le permitió llegar al equipo más querido y amado del país, al único que en verdad es grande, no solo por su presente, sino por su pasado y su futuro, llegó a las Chivas. En ese equipo se convirtió en una estrella, en un referente del futbol mexicano, simplemente se volvió el mejor y más querido portero de México y uno de los mejores del mundo. Al final, logro su objetivo y fué campeón con este equipo. Al lograrlo emigró al norte del país, a la comarca lagunera y logró hacerlo de nuevo.

La historia de su compadre es casi la misma, con la diferencia de que él emigro a los tecos y no al américa. También fué campeón en Chivas y ahora, al lado de su amigo lo vuelve a ser con el Santos Laguna. Estos compadres como saben son Oswaldo Sánchez y Juan Pablo Rodríguez.

Moraleja de la historia: ¿Quiéres ser campeón jugando este deporte?, o ¿Quiéres festejar como hincha el campeonato de tu equipo?, ¡¡¡¡¡Pues no lo vayas al ATLAS, GUEY!!!!!

Pd: ¿Saben porque los atlistas no van a misa? Porque les da envidia que el padre levante la copa, jejejejejejejejejeje.

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