Pues aquí estamos otra vez. Una semana después de una infección en la garganta que si me saco de onda. De repente el martes pasado amanecí con una fiebre de 40º (y no como la de la canción), ahogado en sudor y sin poder pasar ni siquiera saliva por la garganta ya que esta me ardia de una manera para nada normal, al contrario, no recuerdo que me hubiera dolido tanto, y el no pasar saliva es literal. Tenía que escupir la saliva que se me juntaba por el dolor espantoso que sentía. Aún así, como por ahí de las 9 de la mañana, mi tía quería sacar su camioneta de la cochera y lógico, mi carro le estorbaba. Muy amable me pidió permiso para hacerlo por mi ya que no quería dejar de avisarme. A los 10 minutos o la verdad no se cuanto pasó, volvió a entrar a mi habitación para comentarme que no había logrado encenderlo. Como pude, casi sin poder hablar le explique del cortacorriente y la alarma clifford, y según ella lo intento de nuevo y tampoco lo logro. Tuve que levantarme con 40º de fiebre a moverlo y zas, que choco contra el carro que estaba estacionado delante del mío. ¿Cómo fue? no me pregunten que desconozco, no fueron más de 5 metros y me comenta hoy el mecánico que fué un madrazo muy sabroso, con decirles que el chiste me costará $1,800, como si caga... dinero.
De ahí a quedarme solo. La verdad no debo de quejarme porque se que con una llamada muchas personas alrededor de mi vida hubieran ido inmediatamente a auxiliarme, y a ellas se los agradezco de corazón, simplemente es que no me gusta molestar a la gente ni cambiarles su rutina solo por mi. Pero al contrario de esas personas en mi casa no me ofrecieron ni un mendigo vaso de agua. Mi papá me llamo varias veces ofreciendome hablar con Silvia para que me diera algo de comer, pero no se trataba de que el se lo pidiera, así que prefería contestarle que yo mismo me haría algo, resultado, no había desayunado, comido ni cenado cuando él llegó. Jejeje, las cosas de la vida, al verme solo pudo decir vamos con el médico. Fuimos con su homeopata, me reviso, me receto, pero sobretodo me ayudo a descargar un poco de la presión que traía por dentro con una buena plática.
Al día siguiente seguí en cama, la fiebre bajo cada vez más hasta convertirse en un leve suspiro de lo que fué una grave infección. Jueves por la mañana, mal que bien, me reporte de nuevo al trabajo y cada instante que pasaba me ayudaba a recuperarme y sentirme cada vez con mejor ánimo. El viernes preferí no salir por la noche, aún cuando ya me sentía más recuperado. Tenía la invitación al aniversario de la banda mar de plata, en la revolacha, pero tuve que elegir el perderme de la fiesta por bien de mi salud. Ya el día de hoy todo esto es un mal recuerdo, y gracias a Dios, ya regrese al trabajo donde no tendré puente hasta dentro de un buen rato y por lo tanto no estaré en la casa, así que las energías serán positivas.
lunes, 12 de mayo de 2008
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